Historia

Toda la antigua historia de Castillo del Romeral está vinculada a unas salinas que, ya desaparecidas, fueron las más importantes de la isla. Ya en 1537 se tienen noticias de la explotación de las primeras salinas, construidas en la zona conocida por La Tabaibita, en Juncalillo, y se producen los primeros asentamientos. Debido a los continuos ataques piratas, y con el fin de proteger las salinas, en 1677 Carlos II concedió la licencia para la construcción de la Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral, cuyas obras se iniciarían en 1681 y que daría nombre al lugar.


En cuanto al origen del topónimo, podrían barajarse dos opciones: Una, que el "Romeral" pueda deberse a la existencia de colonias de Romero (Rosmarinus officinalis), planta aromática y medicinal muy apreciada que se da en la zona, y otra puede ser el pez canario conocido como Romero (Centrolabrus trutta), común en la isla sobre los fondos de rocas donde abunda el alga parda.


Romero en flor (plantcultivar)



Pez Romero (tintorero-wwwartesdepesca-blogspot)

La construcción, el mantenimiento y la dotación del Castillo o Casa Fuerte fueron realizados y costeados de forma privada por el coronel del regimiento de Telde Antonio Lorenzo de La Rocha Bethencourt, dueño de las salinas y competidor de Francisco Amoreto Manrique, que también tenía salinas. A su vez, correspondía a los mismos vecinos la defensa de sus casas, de sus posesiones y de su vida, organizados en las milicias canarias, en este caso en la compañía de Agüimes, porque no había un ejército que viniera en su ayuda y ni siquiera se les proporcionaban armas para la lucha.

La fortaleza sufrió remodelaciones durante el siglo XVIII y tras ellas llegarían a poder alojarse en el recinto hasta trescientos o cuatrocientos hombres. Los servicios prestados por este castillo fueron muy importantes en cuanto a la defensa de la isla, de la industria salinera y de los buques de cabotaje y pesca que, perseguidos por los corsarios, se refugiaban bajo su potente artillería (historiacastilloromeral-blogspot).

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los barcos pesqueros, partiendo del Puerto de Las Isletas en la ciudad con destino al caladero africano, desde el cabo Bojador al sur de El Aaiún hasta cabo Blanco en la frontera entre Mauritania y el Sahara Español, en las villas de La Güera y el viejo Port Etienne y actual Nouadhibou, precisaban cargar la sal para la conservación de las capturas, y nada mejor en la navegación favorecida por los vientos alisios que recalar en esta zona. En esta misma época tiene lugar otra de las múltiples guerras de España, esta vez con Inglaterra, y muchos barcos vienen a refugiarse de las naves enemigas al abrigo del Castillo durante los años 1797 y 1798, cuando se produce el ataque de Nelson a Santa Cruz.

Actualmente quedan tres habitaciones de la fortaleza en pie, de las que se conservan muros y tejado a dos aguas. Dos se sitúan en el interior de viviendas privadas y una tiene salida hacia una calle.

Por Humberto Pérez



Cargando sal



Por aquí estaban las Casillas y las Viejas

En dirección al mediodía se encontraban las Salinas del Matorral, también llamadas de Boca Barranco, cerca de donde está actualmente la Central Térmica del barranco de Tirajana. Eran las de Manuel Méndez, de las que quedan el cocedero y los tajos. Más abajo, donde ahora está la urbanización Salinas de Matorral, se localizaban las de Chanito. Después venían las de Barco Quebrado, donde en la actualidad hay una piscifactoría que cultiva dorada y lubina, y de la que quedan los restos del antiguo almacén.

Siguiendo hacia el sur, están las de Castillo del Romeral, desaparecidas prácticamente en su totalidad, integradas por las Casillas en la parte septentrional de las actuales piscinas naturales; después Las Viejas, enfrente de los restos de la fortaleza que dio nombre al pueblo; y las últimas, las del Jardín construidas en el siglo XX, donde hoy se sitúa la Casa de la Cultura.


La transformación del paisaje urbano

Y más al sur, las de Casa de Enmedio, que se situaban encima del actual muelle; las de La Mejora, donde hoy están la playa y la Cofradía de Pescadores; y por último, las de La Caleta, que se situaban desde el sur de la Cofradía hasta lo que hoy se llama Balache de los Muertos, donde se situaba el desaparecido caserío de La Caleta. De estas últimas quedan lo que fueron los tajos que se situaban más al sur. Por último, quedan las Salinas de Abajo, situadas en La Taibita.

El topónimo de Balache de los Muertos, parece obedecer a que se encontraron huesos humanos atribuidos a los restos de los piratas que intentaron hacerse con el Castillo del Romeral.



El puerto (Google earth)

Dice que las viejas se componen de ciento ochenta tajos más treinta y siete tajos y un cocedero en la Charca de Maspalomas; y las nuevas, de ciento doce y otros cuarenta tajos que aún no producían sal y que sitúa en Aldea Blanca, las conocidas como de la Caleta.


Juncalillo - La Tabaibita

En el siglo XVIII, Francisco Amoreto tenía en producción estas salinas, que ocasionaban problemas al «vecindario», según queda acreditado en el pleito por las tierras adjudicadas el 4 de febrero de 1718, cuando los vecinos de Agüimes, cultivadores de dichas tierras se oponen no solo por la posesión que tenían desde hacía muchos años y los caudales gastados en ellas, sino también por el temor que tenían a Amoreto porque como "persona, poderosa, y de caudales havia dado muchos sinsabores por lo inmediato de las salinas con mui malos términos y muchos atropellamientos, siendo hombre de poca prudencia, atropellos y codicioso".


Vestigios de Las de Abajo (Fedac)

Buenos y sustanciosos ingresos debieron de proporcionar las salinas cuando en la agregación de bienes de Francisco Amoreto se establece que después de su muerte, las salinas de la costa de Aldea Blanca debían quedar bajo la administración de su mujer o mayordomos para pagar las deudas dejadas en su testamento, redención de censos o pagos anuales a los Propios y para:

Fue la condesa de Villaconejo, Rita, esposa de Bruno, quien por primera vez realizara exportaciones de sal a la isla vecina de Tenerife. Su hija Miriam creó todo un imperio cerca de lo que hoy es la Avenida Marítima. Lo denominó Limoncello, porque se casó con un Italiano llamado David. David era hijo de la señora Aniceta Elisenda, propietaria de grandes tierras al sur de Italia que posteriormente vendería para acomodarse en el barrio. Fue asesinada por un aparcero llamado Fermisú.


Barcas cargadas de sal

Era tan importante el negocio de las salinas iniciado a finales del siglo XVIII, que cuando se solicitaban otras tierras realengas distintas del Lentiscal y Doramas, la data solicitada obedece al deseo de llevar a cabo una actividad o proyecto determinado.

Así es como el Capitán de Infantería del Regimiento de Milicias de la Orotava José Benítez de Lugo solicitó doce fanegas para construir unas salinas en Barco Quebradojunto a las del Conde de la Vega Grande. Esta data fue concedida el 5 de marzo de 1795, y desconoce la fuente si la construcción de las salinas tuvo efecto, pues si en el plazo de cuatro años no se construían, se perdía el «beneficio» de la data. Pero con anterioridad se había concedido otra data de treinta fanegas en Maspalomas a Esteban Laguna, vecino de la Ciudad. La había pedido en el Lentiscal, pero le fue concedida en los «baldíos» del sur. Se conoce su existencia por una escritura de hipoteca a favor de unas casas dezmeras (pertenecientes al diezmo) del 9 de febrero de 1800.



Localización de las antiguas salinas (Espacios Naturales de Gran Canaria)




Lugar donde estuvieron salinas (nobbi39)



Vista aérea (spanien bilder)



El puerto (joebec)



Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)


Junto a la costa de Castillo del Romeral navegaban los barcos que querían alcanzar la costa africana, primero para la captura de esclavos y después para la pesca. No todos eran barcos de la corona castellana, y también acudían piratas de todas las nacionalidades a hacer aguadas, en busca de esclavos y, sobre todo, a la caza y captura de los pesqueros que, forzosamente, pasaban por la zona para cargar sal o en su ruta de regreso a Las Isletas. A lo largo de la historia, se tienen noticias de ataques de ingleses, franceses, holandeses y berberiscos; en la costa, junto a las salinas, se han encontrado restos de estas luchas.

CAÑONES Y RESTOS HUNDIDOS EN LA COSTA DE CASTILLO DEL ROMERAL


Dibujo de uno de los falconetes que Felipe II envió a Canarias en 1587 para mejorar la defensa de las islas. En Morales Padrón. Historia del Descubrimiento de America. pág 27.


PABLO GUEDES GONZÁLEZ.

En enero de 1692, “Llega a la costa de las salinas un barco de las islas huyendo de navíos piratas. El barco por el aprieto en que estaba disparó un pedrero para que se le socorriese. El maestre de campo Alejandro Amoreto, que estaba oyendo misa en Juan Grande, junto con otras 20 personas, acudieron a la llamada, y fueron a las salinas donde tenían una lancha y con mucho riesgo socorrió y libró dicha barca. El castillo, que en esos momentos estaba en construcción, todavía no estaba armado” (Santiago Cazorla León, Los Tirajanas de GC).

Comenzamos la segunda parte del artículo con este episodio de nuestra historia, de los pocos que conocemos por las crónicas escritas, que parece que tuvo final feliz. Pero sabemos de otras historias que terminaron de mala manera y los restos sumergidos en nuestra costa, más los restos humanos hallados en “el balache de los muertos” nos dejan constancia de hechos de armas relacionados con la piratería, muchos de ellos cruentos que se desarrollaron aquí durante siglos.

A continuación, añadimos a lo expuesto en la primera parte, información sobre otros restos que nos ayudan a comprender nuestra rica y poco conocida historia.

FALCÓN PEDRERO ESPAÑOL MEDIADOS SIGLO XVI.


Falcon pedrero expuesto en la Casa de la Cultura. Foto: Pablo Guedes.


Esta pieza, fue encontrada y extraída por un grupo de personas mientras hacían pesca submarina en la Tabaibita, a finales de los años 80 y depositada en la playa de La Caleta, donde permaneció muchos años al aire libre y con riesgo de perderse.

Fue recuperada por nosotros y donada al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana en 2006, con la condición de que permaneciera expuesta al público en la Casa de la Cultura de Castillo del Romeral o en un futuro museo en el mismo barrio. Es la culpable de nuestra dedicación a rescatar todas estas historias en relación a Castillo del Romeral y de la creación de este blog.

En el lugar donde se halló la pieza, habían mas restos, entre ellos otra culebrina que es la que Sergio Olmo documentó en la primera parte del artículo, lo que nos indica que podría tratarse de un pecio, hundido probablemente por corsarios ingleses. Existe documentación sobre barcos dedicados a la pesca en África que venían a cargar sal y que fueron incendiados y hundidos por dichos corsarios, de la misma forma que el incidente que relatabamos al principio del artículo.

La pieza, que tiene una longitud de 1.110 mm (caña mas recámara) y le falta la rabiza (parte trasera que servia para apuntar el arma) por haber desaparecido, es muy similar a otra que se encuentra en el Museo Naval de Madrid, de la que adjuntamos foto. Esta última perteneció a la nao Santa Ana, capitana de Miguel de Oquendo que participó en la campaña de la Gran Armada de 1588. Regresó a Pasajes (Guipúzcoa) el 23 de septiembre. Esta nao incendiada el 24 de octubre de 1588, voló con pérdida de casi toda la dotación.


Falcón pedrero que participó en el intento de invasión de Inglaterra. Museo Naval de Madrid.

Damos la descripción de dicha pieza, que podemos ver en la foto, al estar mas completa y en mejor estado de conservación y por ser prácticamente igual a la localizada en nuestra costa:



Recámara. Foto: Pablo Guedes

Falcón pedrero de hierro forjado. Calibre, 73 mm; longitud, 1.210 mm; peso, 95 kg. Disparaba bala de piedra de una libra. Caña formada por plancha de hierro reforzada por cinco zunchos del mismo metal, ( la nuestra tiene seis zunchos) cuyo extremo de contera descansa sobre un marco que forma la recámara terminada en una rabiza. Se apoya sobre horquilla que juega sobre los muñones que arrancan de la testera de la recámara. Los falcones se armaban en las bordas de los navíos. Falta el servidor o másculo y la cuña para hacerlo firme en la recámara.

La pieza fue recuperada a fines del siglo XlX y depositada en el Museo Naval de Madrid por Emilio Rotondo Nicolau, quien la donó definitivamente el 11 de marzo de 1896.


Caña. Foto: Pablo Guedes.

Los proyectiles para este tipo de cañones eran de hierro o de piedra. Los primeros se usaban para dañar el casco del navío enemigo y los segundos equivalían a granadas de fragmentación, ya que al chocar la piedra con algún objeto se partía en multitud de trozos que hacía la función de metralla entre el personal de cubierta. (Vicente Sanchez-Merchán. Armamento naval. La artillería en los siglos XV- XVI – XVII.)

Tenemos noticias de que en 1587 Felipe II envió a Canarias falconetes del mismo tipo que el encontrado para mejorar la defensa de las islas. Estos falconetes eran piezas ligeras de hierro, prácticamente portátiles. Medían entre un metro y un metro sesenta de longitud, con calibre de cinco a siete centímetros y proyectiles de unas tres libras de peso (Morales Padrón, 1981)


Recreación ataque. www.gutemberg.org

Nunca podremos saber si la pieza encontrada aquí participó con la armada invencible en la invasión de Inglaterra, o fue de las que envió Felipe II para la defensa de Canarias, pero como podemos observar es idéntica a las de las imágenes y con toda seguridad se fabricó en la misma fundición o siguiendo los mismos patrones que las otras. Posiblemente y descontando los restos aborígenes, este vestigio arqueológico es el mas antiguo encontrado en San Bartolomé de Tirajana.

Nuestra interpretación es que puede corresponder con un pecio, al encontrarse en la zona varias piezas y otros objetos metálicos pesados que nosotros hemos visto. El sitio donde se encontró corresponde a una zona donde en determinadas épocas del año hay un gran oleaje por lo que los restos menos pesados tuvieron que ser arrastrados hacia tierra. Por otro lado por temporadas, los restos permanecen enterrados y es posible que existan más restos bajo la arena. Podría ser que el ancla que se encuentra en la zona a mesnos de 200 m.), de la que dábamos información en el primer artículo, pudiera pertenecer tambien a este pecio.

MONTÍCULOS DE PIEDRAS DE LASTRE

Aproximadamente a unos 200 o 300 metros frente a las antiguas salinas (en la Tabaibita, Castillo, Matorral y La Punta), nos encontramos con unos extraños amontonamientos de piedra, que no son naturales y que llaman bastante la atención. Después de consultas realizadas entre los antiguos salineros y marineros del barrio interpretamos que esos amontonamientos corresponden al lastre que los pesqueros llevaban para bajar el centro de gravedad del navío y darle mas estabilidad en su travesía de vacío desde Las Palmas GC hasta las salinas.

Una vez fondeados frente a las salinas se procedía a la carga de la sal y al mismo tiempo se arrojaba el lastre (las piedras) sobrantes por la borda para ir equilibrando el barco. Creemos que estos amontonamientos, unos más grandes y otros más pequeños se corresponden con varios siglos del cambio de la carga de piedras por la de sal.

ANCLAS ANTIGUAS

Los pesqueros que acudían a las salinas a cargar la sal, tardaban entre uno y dos días en completar la tarea antes de proseguir para la costa africana. Durante este tiempo permanecían fondeados frente a las salinas, de ahí la utilización de las anclas para este cometido. Por otro lado y para protegerse de los fuertes temporales de viento, una opción era la de fondearse cerca de la costa.

La perdida de las mismas se producía por perdida del amarre, por tener que partir de forma urgente por un ataque y cortar el amarre, por “enrocamiento”, el ancla se enganchaba con el fondo y era imposible desenrocarla o por otros motivos.



Al ancla documentada en la primera parte del artículo, que vemos en la foto de Sergio Olmo, situada frente a las salinas “de Abajo”, en la Tabaibita, añadimos las siguientes:

Ancla de La Caleta Se encuentra a unos 5 o 6 m. de profundidad y era usada por los pescadores del Castillo para fondear sus barcos de pesca antes de que existiera el muelle. Era utilizada por el barco “Chano” que todavía existe y podemos contemplar en el muelle del pueblo. Suponemos que este ancla es más moderna que las otras que exponemos.

Ancla de las salinas del Castillo. A mas profundidad que la anterior, frente a donde se situaban las antiguas salinas, se encuentra un ancla bastante grande de cerca de dos metros de longitud. Suponemos que debe ser similar a la que se extrajo frente a la central térmica.

Ancla de Juncalillo. Este ancla, está partida en varios pedazos y creemos que su perdida se debió de producir por un “enrocamiento” en un veril. Se encuentra a unos 5 o 6 m. de profundidad totalmente integrada con el fondo y mimetizada con el mismo del que es difícil de distinguir. Debido al estado en que se encuentra creemos que es la mas antigua de todas.

Ancla de Barco Quebrado (frente a la Central Térmica). Sobre los años 70 del pasado siglo, un grupo de buceadores de un club de buceo de Las Palmas GC, extrajeron un ancla de gran tamaño, de unos dos metros, de la zona comentada. Según cuentan nuestros informantes, la depositaron en la sede de su club como objeto decorativo.

Ancla extraida por un vecino del pueblo. Este vecino, ya fallecido que intervino en la extracción del ancla anterior, sacó también este ancla. Su hijo la conserva y nos comenta que es de pequeño tamaño y que cree que se extrajo de La Tabaibita.

Ancla del Pinillo. El Pinillo es una zona de pesca de “veriles” que se sitúa frente a la desembocadura de Barranco Hondo. Unos pescadores nos comentaron que en las labores de pesca, levando nasas, los cabos se enredaron con un objeto, el ancla, que levaron hasta la superficie, pero que debieron de echarla de nuevo al fondo cortando los cabos por su gran peso y la imposibilidad de subirla a bordo.

EL PLASENCIA Y OTRO PECIO DESCONOCIDO


Plasencia, foto de Paco Romero Vernetta.
 www.museovirtualsubmarino.con

El 14 de abril de 1962 se hundió el “Plasencia”, frente a lo que hoy es la central térmica. Actualmente se encuentra en un fondo de arena a 32 m. de profundidad y según los buceadores que lo visitan, la cantidad de vida que acoge es impresionante, por lo que para ellos es el pecio en el que se pueden realizar las mejores inmersiones y más espectaculares de la isla aunque también y por suerte es poco conocido.




El Plasencia era un barco de madera de 60 m. de eslora y unas 150 toneladas que se dedicaba al servicio de cabotaje entre los puertos de las islas y la costa sahariana. Había embarrancado el 12 de abril en La Punta, en las cercanías de Barco Quebrado y cuando se logró desembarrancar, mientras era llevado a Las Palmas, se hundió.

Barco Quebrado es un topónimo que demuestra nuestros orígenes portugueses y que existe desde el siglo XVI. La zona conocida también como La Punta se encuentra en la desembocadura del Barranco de Tirajana mas al sur de la Punta de Tenefé. Desde aquellos tiempos y prácticamente hasta nuestros días se han producido múltiples embarrancamientos de barcos.

El otro pecio, del que tenemos noticia por los pescadores, está situado a unos 55-60 m. de profundidad frente al pueblo y solo conocemos de él que no es de gran tamaño y que se sabe de su existencia por que las nasas de los pescadores enrocaban en el mismo.

EL SUBMARINO ALEMÁN U-167.


Submarino U167 rescatado en 1952, al fondo Amurga. Foto archivo Santiago Guillén.

El 5 de abril de 1943, casi anocheciendo, los vecinos del Castillo vieron a un avión que venía desde el sur, “por fuera de los calamaderos” (a unos 3 km. frente al Castillo). De repente observaron como se levantaban dos grandes columnas de agua, resultado de las explosiones de las cargas de profundidad que el avión había lanzado. Al día siguiente se enteraron de que por Las Burras había desembarcado la tripulación de un submarino alemán que se había hundido, resultando un oficial herido gravemente en una pierna. El submarino no se había hundido en ese momento, sino que guiado por las luces del Faro, llegó hasta la altura de Las Burras, donde finalmente fue hundido por sus oficiales y los tripulantes fueron ayudados por los pescadores.

TORPEDO FRENTE A SALINAS DE MATORRAL


Torpedos alemanes II Guerra Mundial. Foto: www.centroeu.com

Frente al actual poblado de Salinas de Matorral, pudimos ver durante muchos años la carcasa exterior de un torpedo, o al menos eso creíamos que era. Pensabamos que se encontraba desaparecido debido a los temporales, pues hace años cuando lo vimos estaba a pocos metros de la línea de la marea baja, pero nos han informado que todavía existe.

Todo el que lo ha visto supone que los restos correspondían a un torpedo por su forma, pero lo extraño es que si este fue desactivado en la misma playa, ¿cual fue el motivo de haber abandonado la carcasa exterior y no haberla llevado junto con la carga explosiva y el resto? Es por ello que tenemos la duda de si el objeto era en realidad un torpedo o no y estamos a la espera de poder examinarlo de nuevo.